miércoles, 6 de julio de 2016

Reseña: Memorias de un amigo imaginario

     ¡Aloha!¡Bienvenidos a mi primera reseña! Y para iniciarme en el fantástico mundillo de las recomendaciones literarias he querido traeros este extraordinario libro de Matthew Dicks he dicho dicks, jijiji. Lo leí por primera vez con 11 años y desde entonces no he parado de hacerlo. ¡Os animo a continuar leyendo y descubrir las maravillas que esconde!

FICHA TÉCNICA



OPINIÓN PERSONAL


      No había leído nada de Dicks dicks, jijiji hasta que un verano cualquiera una inexperta lectora aburrida buscó algo que descargar para el ebook y después de mucho husmear se topó con esta magnífica historia. No os mentiré por lo menos no ahora mismo. Lo que me llamó la atención de este libro fue su portada. ¡Y que iba a hacer! La página en la que buscaba libros a penas tenía alguno que pudiera gustarme, y no iba a pararme a leer todas las aburridas sinopsis que no me interesaban nada. En lugar de eso, miraba portadas. TENÍA 11 AÑOS, ¿VALE?. Obviamente, la portada de la que os hablo es de una edición distinta a la de la foto, pero no os he querido poner esa porque si pedís o compráis este libro, os encontraréis con la que he puesto. Pero podéis buscarla poniendo el título en el Oráculo/Google. 
      La historia nos habla de un niño súper especial con un amigo más especial aun. Max y Budo llevan cinco años siendo amigos y les va muy bien, aunque todos a su alrededor piensen lo contrario. Max vive para dentro, como siempre dice Budo, que ha aprendido a tratarlo y a entenderlo. Budo también es peculiar en su mundo. No todos los amigos imaginarios pueden fardar de llevar cinco años existiendo. Además ha tenido la suerte de tener un amigo con una gran imaginación. 
      Pero ahora Max está en peligro, y solo Budo puede ayudarle. A lo largo de la historia conoceremos a muchos personajes extraordinarios que harán de la lectura de este libro una experiencia inolvidable. A través de los ojos de Budo disfrutaremos de una entrañable historia sobre amor, lealtad y muerte que nos pondrá los pelos de punta. 
      Conoceremos a Max, un niño súper especial al que coges cariño desde el primer momento y al que desearás achuchar hasta el fin de los tiempos (aunque no le haría demasiada gracia) y a su inteligente, valiente y leal amigo Budo. 
      Budo es sin lugar a dudas uno de mis personajes favoritos en toda la literatura juvenil. El autor ha conseguido que me lo crea. Ha construido a un personaje real, con defectos y virtudes, que me ha conquistado desde el primer momento y que se ha ganado una plaza fija en mi corazón. 
      Dicks dicks, jijiji nos deslumbra con personajes profundos y verdaderos que consiguen llegarte muy hondo y con su inocente forma de narrarlo todo que nos transporta a un mundo muy original y curioso.
      Cuando terminé de leerlo, lloré durante al menos media hora, y no solo por el final oh, el final. Lloraba por la terrible sensación de pensar que nunca más volvería a encontrar nada tan bueno como esto. El libro había dejado un vacío que creí imposible de llenar, pero que afortunadamente completé, con el tiempo y con otras maravillosas lecturas que siguieron a esta. Ojo y oreja, esto no significa que otra historia ha reemplazado a Memorias de un amigo imaginario. Aun ostenta el afortunado título de libro favorito, aunque ahora tenga que compartirlo. 
       Siento que nunca podré transmitiros con palabras lo mucho que me enamoró esta historia cuando la leí por primera vez y lo mucho que me sigue enamorando hoy en día. Quien si podrá hacerlo será Matthew Dicks dicks jijiji, ay, que madura soy, así que adelante, lanzaos y leedlo. ¡No os arrepentiréis!
¡Pat, pat!

                                         


¿Habéis leído este libro? ¿Qué os ha parecido? ¡Contadnos!

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